Las 20 óperas más famosas

Mozart, Verdi, Wagner o Pucicni son solamente algunos de los nombres de los compositores más destacados de un maravilloso género que combina música, orquestación, teatro y voces: la ópera.

Hoy haremos honor a sus mejores trabajos y los de otros célebres compositores en esta lista de las óperas más famosas.

Sólo hemos incluido las mejores óperas de la historia, aquellas que han marcado época, definido estilos y hecho estremecer a generaciones.

¿Crees que las conoces todas?

Óperas más famosas

A continuación, te presentamos las óperas más famosas:

1. Las Valquirias de Wagner (1870)

Las Valquirias puede ser fácilmente una de las obras más famosas y fácilmente reconocibles no solo del compositor alemán Richard Wagner, sino de la historia.

Forma parte de la trilogía El Anillo, una obra maestra tomó al compositor más de 26 años en completar y que, a día de hoy, se sigue considerando como una de las obras más ambiciosas y completas en la historia musical.

Basta con escuchar la pieza que abre el tercer acto de la obra: La cabalgata de las valquirias. Su incesante energía deslumbra, cautiva y transporta a una atmósfera de drama, gloria, suspense, nostalgia y alegría.

Todo esto en pocos minutos.


2. Julio César de Händel (1724)

Julio César es una de las operas musicales más elaboradas y largas de Händel, De principio a fin, notas la finura de Händel, tanto en la composición, como en el tratamiento de las voces.

Al fin y al cabo, fue uno de los maestros más hábiles en la historia de la música a la hora de sacar el mayor provecho posible a toda la expresividad contenida en la voz humana durante el periodo Barroco.

En esta obra se unen un gran libreto de Nicola Francesco Haym y la calidad indiscutible de Händel en orquestación y trabajo recitativo.


3. Falstaff de Verdi (1893)

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Falstaff tiene una particularidad, y es que está basada en tres obras de Shakespeare: The Merry Wives of Windsor y las dos partes de Henry IV. Aparte de esto, contiene el libreto de Arrigo Boito, su gran colaborador.

En esta obra también se observa la excelente orquestación de Verdi y su perfeccionismo. ¿Sabías que modificó detalles incluso el mismo día de la premier?

IMPRESIONANTE.

Su gran talento y maestría le permitían hacer esos cambios a último minuto y, aún así, lograr una obra de gran complejidad, con mucho color y un resultado glorioso.

Por eso, se le considera una de las mejores canciones de ópera.


4. L’Orfeo de Monteverdi (1607)

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Como sabrás, existen varios tipos de óperas. Y la particularidad de L’Orfeo es que fue la primera gran ópera de la historia.

En ella se cuenta el mito de Orpheus, pero por primera vez se hace de forma que el drama se ve acompañado de la música, la cual enaltece todas las características y emociones de la obra.

L’Orfeo es una ópera capaz de pintar y colorear escenarios con los instrumentos, de curar corazones y levantar el espíritu.


5. Los Maestros Cantores de Nuremberg de Wagner (1868)

Conocida originalmente en alemán como Die Meistersinger von Nürnberg, es una ópera cómica de uno de los compositores más famosos de la historia.

Trata de una competición de canto que tiene lugar en el Nuremberg medieval alemán.

Dura poco más de 4 horas, en las cuales logra transmitir melodías muy variadas que acompañan a una trama que cambia de color constantemente: puede ser cómica, filosófica o hasta romántica.

Escúchala y notarás el toque glorioso y cautivante desde el primer minuto. Además, notarás el uso de contrapunto barroco, corales luteranas y armonías cromáticas. Algo que rompía los estándares de la época.


6. Don Carlos de Verdi (1867)

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Don Carlos está catalogada como la ópera más grande de Verdi, y está basada en el hijo de Felipe II de España, el príncipe Carlos. Fue un personaje con desequilibrios mentales que terminó muriendo de inanición y delirios.

No obstante, en la obra, Verdi lo presenta de forma admirable, como un héroe valeroso que lideró al pueblo oprimido de Flanders.

Una particularidad de esta ópera es que tenía una versión original francesa de 5 actos y otra italiana de 4 actos. Además, tiene como trasfondo la controvertida inquisición.


7. Jenůfa de Janácek (1904)

Una de las óperas más importantes de la historia y en especial del siglo XX.

Jenůfa es una historia de amor, celos y moralidad turbia en la rural Moravia, en la actual República Checa.

Dura apenas dos horas, pero es una obra maestra de la cohesión musical que utiliza el cromatismo y el rápido ritmo del xilófono para dar entrada a una obra que no para.

Otro punto a destacar es la complejidad de los personajes creados por Janácek, tan fáciles de amar y de odiar a la vez.


8. Eugene Onegin de Tchaikovsky (1879)

No podía faltar Tchaikovsky en nuestra lista con Eugene Onegin, una obra de escenas líricas basadas en la novela icónica de Pushkin, escritor ruso de gran renombre.

Onegin es un arrogante aristócrata que rechaza a una campesina llamada Tatyana y que causa la muerte de su mejor amigo: Lensky.

Siendo Tchaikovsky el hábil maestro compositor que fue, logró diferenciar perfectamente el lenguaje musical abierto, rústico y amoroso de Tatyana, del déspota y cínico de Onegin.

Finalmente, Onegin cambia de opinión y coge un tono más suave, convirtiéndose en la figura romántica que se esperaba al comienzo. Mientras, Tatyana ya ha pasado a una clave menor, denotando su tristeza y la negativa al cambio de Onegin.


9. La Traviata de Verdi (1853)

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La Traviata es, sin lugar a dudas, una de las óperas más famosas de la historia. No en vano se ha convertido en la ópera más ejecutada en el mundo.

¿Fun fact? Cuando se estrenó, La Traviata fue considerada una decepción. Los críticos y aristócratas no creían que estuviera a la altura de trabajos previos de Verdi como Il Trovatore o Rigoletto.

Sin embargo, esta ópera en tres actos sobrevivió el paso del tiempo y se convirtió en un icono de la ópera gracias a sus personajes tan bien creados y las cautivantes melodías y armonías.

El final, con la muerte de Violetta, hace aguar los ojos de la audiencia.


10. Pelléas y Mélisande de Debussy (1902)

Debussy fue un ferviente seguidor de Wagner, cuyas influencias se hacen notar en su música. Sin embargo, esta fue su única ópera completa, en la que intentó dar vida a su propio ideal de lo que debería ser la ópera.

Debussy creó la música para servir al texto e ideó un triángulo amoroso predestinado: todo lo contrario a Tristán e Isolde de Wagner, que veremos a continuación.

En Pelléas y Melisande, Debussy crea una atmósfera de ensueño, con dinámicas suaves y donde el silencio cobra un protagonismo casi a la par del de la música.

Además, las líneas de los cantantes crean patrones y melodías impensables, dando lugar a una de las óperas más especiales de la historia.


11. Tristán e Isolde de Wagner (1865)

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Tristán e Isolde fue una ópera muy particular en la trayectoria de Wagner como compositor, ya que estaba pasando por un bloqueo tras componer El Anillo.

La idea de Wagner en esta ocasión era basarse en la leyenda de Tristán, pero creando una obra más popular, fácil de consumir.

Pero claro, el genio de Wagner lo llevó a componer un profundo psicodrama que inspiró a generaciones posteriores de compositores desde el primer acorde.

En Tristán e Isolde, el compositor deja ver su propia infelicidad, sus intereses en el Budismo y Schopenhauer y un deseo trascendental de descansar, escapar de la crueldad del día a día.


12. Otello de Verdi (1887)

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Otello es producto de la unión fascinante de dos maestros de sus respectivos artes: Verdi en la composición y Arrigo Boito en los libretos.

El resultado es una obra que arrasa con el espectador desde el minuto uno, con las poderosas trompetas al comienzo de Otello.

Una particularidad de esta obra es que Verdi ya tenía 70 años cuando la compuso, pero seguía escribiendo como un joven que renueva su estilo constantemente. De hecho, en uno de sus actos con música, el Acto I, ese dueto entre Otello y Desdemona exuda frescura y un estilo vivaz.


13. Don Giovanni de Mozart (1787)

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Don Giovanni es uno de los trabajos más reconocidos y celebrados del compositor austriaco, con expertos como E.T.A. Hofmann refiriéndose a esta ópera de Mozart como la “ópera de todas las óperas”.

Un aspecto donde resalta esta obra es en la unión de lo cómico y lo trágico, cosa que Mozart logra a la perfección.

Además, el compositor tenía un reto por delante al componer esta ópera: ya existían montones de shows sobre la leyenda de Don Juan, del siglo XVII. Pero Mozart, como siempre, lo hizo de forma magistral.

Hasta Rossini llegó a decir que desearía haberla compuesto él.


14. L’incoronazione di Poppea de Monteverdi (1643)

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Esta obra de Monteverdi es una mezcla de sonidos con los que el compositor estuvo jugando durante toda su carrera. De hecho, es tan ecléctica y cambiante que algunos musicólogos coinciden en que la obertura fue escrita por Francesco Cavalli, y el dueto final por Benedetto Ferrari o Francesco Sacrati.

Esta ópera es 100% veneciana. Incluye moralidad ambigua, intrigas y dramas de la corte, asesinatos, promesas rotas, un emperador enloquecido… Vamos, que hasta en el final, con la coronación de Poppea, da la sensación de ser un final feliz.

Pero no. Viene más violencia.

Merece la pena verla. Te dejo este fragmento del desolador “Addio Roma” de Ottavia.


15. Tosca de Puccini (1900)

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Tosca fue la quinta ópera de Puccini y se basa en La Tosca, una obra del dramaturgo francés Victorien Sardou, que fue todo un éxito teatral en su momento.

Tosca contiene representaciones musicales de actos muy violentos como intento de violación, tortura, asesinato y ejecución. El compositor usa la armonía y orquestación para crear atmósferas musicales que evoquen esas sensaciones y personajes oscuros y malvados.

Eran áreas totalmente nuevas para explorar en la música.

Sin saberlo, Puccini había creado con sus canciones de ópera un nuevo género: el thriller político, una ópera rápida, violenta, realista.


16. Peter Grimes de Britten (1945)

Esta obra se terminaría convirtiendo en todo un éxito mundial para la década de los 50 y sería considerada, hasta día de hoy, la mejor ópera británica. De hecho, es una de las pocas que todavía se mantienen en el repertorio internacional.

Peter Grimes es un personaje con problemas de rabia, con aprendices que siempre terminan muriendo. Y todo ocurre bajo la presencia del perenne y evidente del mar.

Britten logra presentarle todas estas emociones y escenografía a su audiencia a través de las cuerdas y las maderas, con un manejo magnifico de la orquestación.


17. Wozzeck de Berg (1925)

Otra obra importante del siglo XX. Wozzekc es la primera ópera expresionista de Berg.

Al día de hoy, sigue impresionando a las audiencias. Causa un shock tremendo, ya que trata de la tragedia de un soldado que es llevado a la locura y a cometer brutales asesinatos por la inimaginable crueldad de sus mandos.

Es una ópera radical.

Tenemos que recordar que para 1925, las heridas de la Primera Guerra Mundial seguían abiertas. Y Berg lo que hizo fue mostrar la pérdida de la humanidad y cómo la mente, las relaciones y la sociedad estaban al borde del colapso.

La música es muy atonal, lo que ayuda a representar las alucinaciones apocalípticas de Wozzeck.


18. Der Rosenkavalier de Richard Strauss (1911)

Esta obra puede ser uno de los placeres culposos de muchos, debido a que el comienzo y algunos actos son demasiado hermosos para ser reales, además de que el estilo es vieja escuela.

Sin embargo, Strauss lo hizo a propósito, logrando una música y voces simplemente sublimes.

En esta ópera, Strauss colaboró en todo momento con el poeta vienés Hugo von Hofmannsthal, e hizo obvias referencias a Las bodas de Fígaro de Mozart, que veremos más adelante.

La trama gira alrededor del matrimonio arreglado de una adolescente con un pretendiente ridículamente mayor, y un joven apuesto y elegante casado con una mujer mayor que se decide a salvarla de tal destino.


19. La bohème de Puccini (1896)

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La bohème es una ópera romántica llena de cautivantes melodías y un amor joven separado por la muerte.

En ella, Puccini consigue -con cada audiencia- sacar las lágrimas cuando Rodolfo se entera de que Mimì ha muerto.

De hecho, si por algo es conocido Puccini, aparte de su música completa y rica en matices, es por su capacidad para crear sensaciones a través de la música y manipular los sentimientos y sensaciones de la audiencia.

La clave de la obra son los temas musicales cortos que definen a cada uno de los personajes y sus entornos, y la facilidad de Puccini para repetir estos temas de diferentes maneras, pero manteniendo su esencia.


20. Las bodas de Fígaro de Mozart (1786)

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Mozart, el maestro de la música clásica, escribió una de las óperas más afamadas de la historia:Las bodas de Fígaro. De hecho, muchos la consideran la mejor ópera cómica de la historia.

En esta obra, la trama se centra alrededor de 4 personajes de El Barbero de Sevilla (que no es una ópera española) y se basa en obras de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais que criticaban a la nobleza.

Todo un riesgo en aquella época.

Para realizarla, Mozart pidió permiso al Emperador José II, por esto de que la obra era una crítica directa a la nobleza. Con la aprobación del monarca y junto a Lorenzo Da Ponte en el libreto, Las bodas de Fígaro se estrenaron en 1786.

Aunque no conozcas demasiado de ópera, te aseguro que ya has escuchado la obertura alguna vez.